Régis Soavi empieza hacia los doce años un judo de tipo tradicional y flexible. Más tarde, en los años 70, practica el Aikido al lado de Nocquet, Tamura y Noro, tres Maestros con quienes más adelante volverá instructor. Desde entonces enseña también en la Federación Francesa de Aikikai.
En 1973 conoce al Maestro Tsuda, en Paris, y empieza a seguir su enseñanza, practicando el Aikido y el Movimiento Regenerador (Katsugen Undo) durante diez años, hasta la muerte de éste. Paralelamente se inicia en el Iaïdo (sable), Kenjutsu y Jujitsu de la escuela Bushûden Kiraku-ryû con el Maestro Tatsuzawa, y sigue practicando en numerosos cursillos donde conoce, entre otros, a los Maestros Kisshomaru Ueshiba, Yamagguchi, Kobayachi, y Shirata.
Hacia 1980 se aleja definitivamente de esta visión oficial del Aikido, ya que la enseñanza del Maestro Tsuda corresponde más en profundidad a la via que él quiere seguir: la práctica del no-hacer a través del Aikido y del Movimiento Regenerador. De hecho, una de las características específicas de esta enseñanza se apoya en el vínculo que el propio Maestro Tsuda ha establecido entre su comprensión del Aikido al lado del fundador, Ô Sensei Ueshiba, y la práctica del Katsugen Undo (Movimiento Regenerador), descubierto con el Maestro Noguchi (fundador del Seitaï). Estas dos prácticas son en cierto modo complementarias.
En 1982, con el acuerdo de su Maestro Itsuo Tsuda, Régis Soavi decide consagrarse como profesional unicamente al Aikido (que enseña desde 1975) y al Katsugen Undo (Movimiento Regenerador). Durante los años siguientes crea su primer dojo en Toulouse y empieza a conducir cursillos en París, Toulouse y Milán.
Hoy en día enseña en el dojo Tenshin, y sigue conduciendo regularmente cursillos en los dojos de Milán, Toulouse, Roma, Ámsterdam y Ancona.
Régis Soavi habla de su visión del Aikido :
«A menudo Aikido se tradujo como vía de la armonía, pero la traducción más apropiada es vía de fusión del ki
Dos personas pueden fusionar. Hacen mucho más que armonizarse. De dos, hacen Uno, para volver a ser dos.
En las artes marciales en general dos adversarios se afrontan para que sólo quede uno. En cambio en el Aikido se da una fusión de sensibilidad. En nuestra escuela, el que ataca, ataca; el otro se funde; toma, absorbe, y de dos hace uno. Actúa de manera tal que el otro empieza a formar un poco parte de él. De esta manera, desarma. El ataque ya no funciona.»
Pasajes de Semplice come respirare (Sencillo como respirar), Entrevista de Régis Soavi sobre el Aikido por M.Rossi Publicada en la revista italiana Arti d’ Oriente en febrero de 1999.