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Miyako Fujitani, ¿el «efecto Matilda» del aikido?

por Manon Soavi.

Imagina por unos segundos un mundo en el que se escribieran artículos sobre « Aikido masculino ». Con un único artículo hablando de Tohei sensei, Shioda sensei, Noro sensei y Tamura sensei. Artículos que encontrarían relevante juntar a estas personas por el hecho de tener en común… un cromosoma Y. Es extraño, incluso ridículo, ¿no? ¿Cómo se pueden poner juntos a hombres con historias personales ricas y diferentes, cada uno habiendo tenido una relación especial con O sensei, cada uno habiendo seguido un camino personal diferente en el Aikido? Cada uno de ellos tiene su propia personalidad, su propia historia y su propia enseñanza específica. Cada uno de ellos merece, como mínimo, un artículo propio.
Sin embargo, esto es lo que les ocurre a las mujeres. Es pertinente hablar de Aikido « femenino »… Obviamente, esto no es algo específico del Aikido, es un fenómeno social. ¿Sabía que Estados Unidos fue campeón del mundo de fútbol? Ah, sí, fútbol « femenino », así que eso no cuenta. ¿Por qué? Porque existe EL fútbol y luego existe el « fútbol femenino ».
Éste también es el fenómeno que permite que cada uno de los pitufos tenga un rasgo característico, por pequeño que sea, mientras que el rasgo de Pitufina es que es una chica, nada más. No tiene más carácter que el propio de una niña tonta y coqueta. Por supuesto, esto sólo es un cómic, pero si lo piensa unos minutos puede encontrar cientos de ejemplos del mismo fenómeno. Los hombres son personas, personajes con características e historias. Las mujeres son, la mayoría del tiempo, simplemente « mujeres ». Como las aikidokas agrupadas en el cesto del « aikido femenino », negando sus especificidades, sus diferencias y sus historias. Afortunadamente, algunas personas intentan volver sobre sus pasos, aunque la información está « casualmente » mucho menos disponible, ¡si no es completamente inexistente!

Tenshin dojo de Miyako Fujitani Osaka
Tenshin dojo di Miyako Fujitani a Osaka

El efecto Matilda

« El efecto Matilda es la negación, el expolio o la minimización recurrente y sistémica de la contribución de las mujeres a la investigación científica, cuyo trabajo suele atribuirse a sus colegas masculinos »1. Se trata de un fenómeno observado por Margaret W. Rossiter, historiadora de la ciencia, que llama a esta teoría el « efecto Matilda » en referencia a la activista feminista estadounidense del siglo XIX Matilda Joslyn Gage. Ella observó que los hombres se atribuían las ideas intelectuales de las mujeres cercanas a ellos, y que las contribuciones de las mujeres a menudo quedaban reducidas a agradecimientos a pie de página.
Fue el caso, por ejemplo, de Rosalind Franklin, cuyos trabajos, que fueron decisivos para el descubrimiento de la estructura del ADN, se publicaron con los nombres de sus colegas. Lo mismo ocurre con los descubrimientos de Jocelyn Bell en astronomía, que le valieron a su director el Premio Nobel en 1974. A él, no a ella.

La historia de Miyako Fujitani es en cierto modo similar a la de Mileva Einstein, física, compañera de estudios y primera esposa de Albert Einstein. Mileva y Albert Einstein se conocieron en los bancos de la universidad y la teoría de la relatividad iba a ser su investigación conjunta. Pero ella se queda embarazada cuando aún no están casados, lo que precipita su matrimonio pero ralentiza considerablemente los estudios de Mileva. Al final, los tres hijos de la pareja, el último de ellos discapacitado de por vida, dependieron exclusivamente de Mileva una vez que Albert Einstein se marchó a seguir su carrera en Estados Unidos. Por supuesto, no se trata de cuestionar el genio de Albert Einstein, sino de cuestionerse las posibilidades que tenía Mileva de continuar su carrera con tres hijos a su cargo, uno de ellos discapacitado. Albert Einstein pudo irse para continuar con su carrera sólo porque ella se quedó. Al final, si lo pensamos bien, el dicho « detrás de todo gran hombre hay una mujer » no tiene nada de romántico ni conmovedor, si lo reformulamos de una forma más precisa y justa, « detrás de todo gran hombre hay una mujer que se sacrificó porque no tenía otra opción ».

Carreras, distinciones, premios, cargos, reconocimiento de los compañeros, todo ello se basa en el aplastamiento más o menos « aceptado » de las mujeres. Cuando pensamos que medimos la competencia de una mujer en función de su carrera y el reconocimiento de sus compañeros, olvidamos que el juego está amañado, porque por cada maestro de aikido que ha hecho carrera hay al menos una mujer detrás que se ha ocupado de sus hijos, a menudo del dojo, de las inscripciones, de las cuentas y las relaciones sociales. Por no hablar de cuidado del propio marido. Con estas bases proporcionadas por la esposa del maestro, puede florecer y brillar una habilidad marcial extraordinaria. Ojo, no estoy cuestionando la competencia de estos maestros, estoy contextualizando la presencia femenina que les permitió florecer. Una presencia que a menudo daban por sentada. Porque es sistémica. Por el contrario, muy a menudo nadie ha ayudado a las mujeres a practicar sus artes. Nadie cuida de sus hijos, les prepara la comida o les lleva las cuentas del dojo. Por no hablar de quienes intentan interponerse en su camino. Así que cuando comparamos, de una forma supuestamente objetiva, sus carreras con las de algunos hombres, es evidente que, estructuralmente, no han podido alcanzar el mismo nivel de fama. Pero no es una cuestión de aptitudes, sino de sociedad.

Miyako Fujitani senseï
Miyako Fujitani senseï

La historia de Miyako Fujitani

Nacida en Japón en los años 50, Fujitani sensei es actualmente una de las pocas mujeres séptimo dan de Aikido que lleva cuarenta años enseñando en su propio dojo en Osaka. Alumna de Koichi Tohei, se presentó y aprobó su primer y segundo dan frente a Ueshiba O sensei. Sin embargo, a diferencia de la historia de varios alumnos de Ueshiba O sensei, su carrera de aikidoka no cuenta la historia de cómo se enfrentó al mundo e hizo carrera, sino que cuenta la historia que suele ser el destino de las mujeres: quedarse atrás y aguantar. En este sentido, es un camino simbólico.

Miyako Fujitani sufrió violencia machista desde una edad temprana. Su padre maltrataba y pegaba a sus tres hijos. Murió cuando ella tenía seis años, habiendo tenido « sólo » tiempo de maltratarla y dislocarle el hombro. Siguió teniendo que enfrentar esta violencia en la escuela, donde sufría a diario agresiones por parte de los chicos. Entonces practicaba danza clásica y Chado (el arte del té), pero decidió hacer algo al respecto y se planteó practicar Judo, como su hermano. Al final, eligió el Aikido. Su primer maestro en Kobe se negaba a admitir mujeres en sus clases, pero ella insistió tanto que finalmente la aceptó. Más tarde se convirtió en alumna de Tohei sensei y se presentó y aprobó su primer dan delante de Ueshiba O sensei en Osaka en 1967. Cuenta que « Ueshiba O sensei se refería a sí mismo como Jii (abuelo) cuando enseñaba al grupo de mujeres. Siempre le acompañaba la señorita Sunadomari, que le ayudaba en todo. [En particular] Ueshiba sensei siempre utilizaba un truco con ella, una especie de hechizo de desmayo para engañar al oponente. »2

Cuando empezó en Aikido, se sentía inferior como mujer. Sin ningún otro modelo a seguir, su único objetivo era « llegar a ser tan fuerte » como los hombres para que por fin la consideraran « igual de competente ». Así que intentó igualar la fuerza muscular de los hombres que la rodeaban. Durante un año, fortaleció sus músculos. Dice que su técnica parecía muy poderosa en aquel momento, pero que abusó tanto de su cuerpo que acabó rompiéndose los huesos de los brazos y los dedos. También se lesionó las articulaciones de los codos y las rodillas. Incluso tuvo que dejar de practicar durante un año para recuperarse.

Miyako Fujitani senseï
Miyako Fujitani senseï

Esta situación en la que las mujeres sufren desproporcionadamente lesiones relacionadas con su profesión se da, por ejemplo, entre las pianistas, donde « Según han constatado varios estudios, las pianistas corren aproximadamente un cincuenta por ciento más de riesgo de sufrir dolor y lesiones que los pianistas, y el 78 % contrajeron el síndrome del túnel carpiano frente al 47 % de los hombres. »3 Así pues, también se trata de un problema social en el que, al valorar únicamente una determinada forma de hacer las cosas, de moverse, de tocar música, etc., las mujeres se ven sistemáticamente desfavorecidas y, en su afán por hacer su trabajo, por satisfacer sus pasiones, dañan su cuerpo en exceso. También pagan el precio de interrumpir su carrera, o incluso de abandonarla.

Miyako Fujitani tenía veintiún años cuando conoció a Steven Seagal en Los Ángeles, donde acompañaba a Tohei sensei a un seminario de Aikido. Asistió a su primer dan en Estados Unidos y, poco después de su regreso a Japón, volvió a encontrarse con Seagal. Él acababa de ganar mucho dinero con un espectáculo de kárate en Los Ángeles, durante el que se rompió la rodilla, pero con el dinero que había ganado compró un billete a Japón y aterrizó únicamente con sus vaqueros agujereados y un tenedor de plata.

Miyako Fujitani era entonces segundo dan y abrió su propio dojo, al que llamó Tenshin dojo, en un terreno que pertenecía a su madre, utilizando el dinero de ésta. Se casó con Steven Seagal pocos meses después de conocerse, en 1976, y, en un reflejo muy típico del condicionamiento femenino, fue ella misma quien lo colocó en el puesto de profesor principal en su propio dojo, a pesar de que ella era su sempai, es decir, su superior jerárquico. Se trata de un condicionamiento muy fuerte en las mujeres, que son educadas con la idea de que deben garantizar la paz del hogar y el bienestar de su marido fomentando la idea que éste tiene de su superioridad. Sobre todo, no deben ganar más dinero, ser más famosas o tener más éxito que él, o se arriesgan a ver destruida su familia. Todas las mujeres lo saben, y no son raras las historias de hombres que abandonan a sus parejas, celosos de su éxito. Mona Chollet lo deja perfectamente claro en su capítulo « ¿“Hacerse pequeñita” para ser amada? », con ejemplos que hablan por sí solos, y con esta crítica conclusión: « Nuestra cultura ha normalizado tan bien inferiorización de las mujeres que muchos hombres no pueden asumir una compañera que no se disminuya o se autocensure de una manera u otra. »4 Obviamente, para Fujitani, esto se agrava con la rápida llegada de dos bebés.

El descenso a los infiernos

A pesar de que ella estaba en su propio dojo, Seagal no tardó en empezar a menospreciarla, relegándola al papel de « la japonesita que trae el té mientras él hace de pequeño shogun »5. La trampa se cercó sobre ella, especialmente cuando los periódicos y las cadenas de televisión se hicieron eco del « dojo del gaijin », destacando la idea de que Steven Seagal era « el primer occidental que abría un dojo en Japón », aunque en realidad había fagotizado el dojo de Miyako Fujitani.

Mientras tanto, Steven Seagal mantiene numerosos romances con otras mujeres, incluidas sus alumnas, y finalmente anuncia a Fujitani que regresa a Estados Unidos para dedicarse a la interpretación. Ella lo espera con la promesa de que podrá reunirse con él y sus hijos. Otra promesa: dinero para cuidar de los niños, que tampoco se cumple.
Finalmente, abogados se pusieron en contacto con ella para solicitar el divorcio y permitir a Seagal volver a casarse en Estados Unidos.

Miyako Fujitani et sa fille
Miyako Fujitani y su hija

No hay mal que por bien no venga

Miyako Fujitani está obviamente desesperada al verse abandonada con sus dos hijos. Para colmo, casi todos los alumnos del dojo están en realidad más impresionados por el carisma de Seagal que interesados en el Aikido. El terreno que había minado al menospreciarla sistemáticamente delante de los alumnos tuvo un efecto duradero, porque no sólo se marcharon, sino que volvieron para burlarse de ella y de su dojo abandonado. En una entrevista, ella relata: « [En aquel momento] tenía ganas de esconderme en un agujero. ¡Pero no había hecho nada malo! Algunos alumnos venían de otros dojos con mucha arrogancia, como si estuvieran en su casa. Decían a los pocos alumnos que tenía “ella es débil, ven a ver otro sitio”. Realmente odiaba esa época y ese dojo. Algunos incluso decían que Steven me había dejado porque yo era mala (risas). Sin embargo, cuando me acostaba en la cama por la noche, pensaba en lo que tenía. […] Usaba mi imaginación para ver crecer a mis hijos e imaginar a mis nietos y me preguntaba si llegaría el día en que me sentiría feliz de tener el aikido. Eso fue lo que me ayudó a llegar hasta aquí. Me encanta enseñar a los jóvenes con alegría y hoy puedo decir verdaderamente “me alegro de tener el aikido”. »6

Al final, aguantó, perseveró y descubrió la escuela de espada Yagyu Shinkage-ryu, por la que se apasionó y que alimentó su comprensión del Aikido. Se mantuvo firme, cumpliendo tanto su papel de madre como su pasión por el Aikido. « Hoy en día, muchas mujeres trabajan, incluso en empleos que antes estaban reservados a los hombres. No es raro que una mujer trabaje y críe a sus hijos al mismo tiempo. Para mí era muy difícil porque tenía que mantener a mi familia enseñando Aikido. Al principio [el Aikido] era un arte marcial practicado principalmente por hombres y tuve que faltar a los entrenamientos durante mucho tiempo debido a los niños. Fue una desgracia para mí como profesora de Aikido: un día, cuando volví a entrenar, cometí un error y me lesioné las dos rodillas. »7

Miyako Fujitani senseï
Miyako Fujitani senseï

Aikido: ser mujer es una ventaja

Al día de hoy en su enseñanza insiste en una práctica que respeta la integridad del cuerpo como valor cardinal. Fruto de sus experiencias de accidentes en sus inicios, insiste por tanto en la importancia de que el uke siga correctamente en lugar de resistirse hasta que el cuerpo sufra: « El ukemi no es un movimiento de demostración, el objetivo inicial es proteger el cuerpo de las lesiones. Hacer el ukemi no significa ser un perdedor. Si Uke entiende qué tipo de técnica se está utilizando, entonces puede escapar de ella. Tomar ventaja y preparar el contraataque. Cuando se ejecuta una técnica, el papel de uke no es sólo ejecutar el ukemi correctamente sin resistirse al lanzamiento, sino también observar el timing de la técnica, desarrollando así la habilidad de “leer” la técnica. Al fin y al cabo, se trata de un ejercicio tanto para la persona que ejecuta el waza como para la que lo recibe. »8 Para conseguirlo, hace hincapié en la necesidad de tener el cuerpo relajado « En japonés, existe la palabra 脱力Datsuryoku, que se traduce como “relajar el cuerpo como durante el sueño”. Cuando dormimos normalmente no podemos utilizar el cuerpo sobrecargado »9.

« En kárate, por ejemplo, uno bloquea o contraataca, pero en aikido no se bloquea. No chocamos al mismo nivel que el adversario, por eso es tan delicado. Ma Ai es muy importante y yo insisto mucho en ello. Enseño algo completamente diferente de lo que hacen en la rama [de Aikikai] de Tokio que, siento decirlo, está equivocada. Enseño un método más suave con un Ma Ai preciso para que las técnicas puedan ejecutarse más facilidad. »10

Convencida de que el Aikido es el arte marcial adecuado para las mujeres, trabaja en desarrollarlo a diario y a través de eventos, como el Grace&Power. Women&Martial Arts que dirigió en 2003. No se le escapó la importancia de contar con modelos femeninos en el tatami. Por supuesto, « hubo una época en la que el dojo [de Ueshiba O sensei] contaba con un buen número de alumnas. Pero hubo un periodo en el que muchos estudiantes utilizaron la fuerza y se lesionaron. Así que muchas mujeres se desanimaron. Y hubo un vacío de practicantes femeninas durante un tiempo. »11
« [Yo misma] enseñé Aikido durante más de 10 años en un ambiente de discriminación contra las mujeres. [Sin embargo] a medida que perfeccionaba más y más mi práctica, desarrollé mi propio estilo de Aikido, un Aikido que puede ser practicado por mujeres que no tienen ninguna habilidad física.

Creo que los hombres que practican mi estilo tienen una gran ventaja. Si usan sus músculos desde el principio, se acostumbrarán a utilizar siempre la fuerza. Pero no lograran ni desarrollaran gran cosa. Pero si se descubren los fundamentos sin utilizar la fuerza, basándose únicamente en los principios, entonces los músculos, la estatura, etc., serán una ventaja que no hay que subestimar una vez que hayas alcanzado un cierto nivel.
El fundador del Aikido dijo12: “El Aikido basado en la fuerza física es fácil. El Aikido sin fuerza innecesaria es mucho más difícil.” Sé que si intentara basar mis clases de Aikido en la fuerza física, no sería capaz de hacer ni una sola técnica y no tendría ni un solo alumno. Tal vez se pueda decir que las técnicas de Aikido desarrolladas por mujeres tienen la clave de los últimos secretos del Aikido – un Aikido que no se basa en la fuerza. »13

Notes:
1. traducido de la página de Wikipedia en francés « Effet Matilda », preferido a la versión en español (negrita añadida por el autor)
2. Miyako Fujitani, « I am glad/happy I have Aikido », [Estoy contenta/feliz de tener el Aikido] Magazine of Traditional Budo, n. 2, Marzo 2019 (pdf disponible online – página al final) Trad. Manon Soavi.
3. Caroline Criado-Perez, La mujer invisible. Descubre cómo los datos configuran un mundo por y para los hombres, Titivillus, 2021, pp. 168–169.
4. Mona Chollet, Reinventar el amor, Paidós, 2022, p. 97.
5. Fujitani Miyako, in Sylvain Guintard, Rencontres extraordinaires — Douze années au Japon avec des grands maîtres d’arts martiaux [Encuentros extraordinarios—Doce Años en Japón con Grandes Maestros de Artes Marciales], Chap. 7, Budo Éditions, 2014, p. 94
6. « I am glad/happy I have Aikido », op. cit.
7. « Zu viele Menschen in dieser Welt müssen leiden. » [“Demasiada gente en este mundo tiene que sufrir.”], entrevista con Miyako Fujitani, Aikido Journal n. 34D, Febrero 03
8. ibid.
9. ibid.
10. « I am glad/happy I have Aikido », op. cit.
11. ibid.
12. Tsuda Itsuo, alumno directo del fundador, también cuenta que O sensei declaró que « su Aikido ideal era el de las chicas. Las chicas no son capaces, por su naturaleza física, de contraer los hombros tanto como los chicos. Su Aikido es por eso más fluido y más natural. » extracto de Tsuda Itsuo, La vía del desprendimiento, Editorial Eyras, 1992, p. 155. (obra original publicada en 1975)
13. adaptado de « Zu viele Menschen in dieser Welt müssen leiden. » (op. cit.)

Ki no nagare: la visualización

Régis SoaviEn su enseñanza, Tsuda Itsuo sensei insistía en la visualización que, vinculada con la respiración, es una forma de descubrir este camino del ki no nagare, el fluir del ki. Respiración y visualización son herramientas que permiten profundizar en la percepción de este flujo y aprovechar sus beneficios en la vida cotidiana.

Imaginación o visualización

La imaginación no produce un resultado tangible salvo la desilusión y la decepción cuando uno vuelve a la realidad. La visualización, en cambio, no es un proceso mental, un vagabundeo de la mente, sino que involucra y compromete a todo el cuerpo. Pocas personas logran hacer la diferencia antes de haber experimentados los dos procesos de manera bien distinta y haber comprobado su realidad. La visualización es a la vez acción y no-acción, anticipación y espera del momento oportuno, ella requiere el nivel máximo de concentración y relajación, sin embargo no tiene ninguna dificultad para encontrarlas puesto que se apoya en la base sentida de la unidad vivida.

Tsuda senseï était un intellectuel dans le meilleur sens du terme un philosophe de l’ancienne génération.
Photo de Eva Rotgold© tous droits réservés.

Ki no nagare: un oceano de interacciones

Cada cultura desarrolla su propia comprensión del mundo, su propia filosofía. Nuestra cultura occidental ha desarrollado durante siglos un enfoque analítico, que conduce a una gran precisión y una preocupación por el detalle. Este interesante enfoque se hace evidente en la ciencia y la tecnología, pero también en las artes marciales. Esta búsqueda de la precisión es también lo que impulsa al ser humano a superararse, a volverse mejor en su disciplina, como ya nos han demostrado ciertos practicantes de alto nivel. Así que no solo se trata del detalle en el gesto pero también de comprender cómo funciona el ser humano, de sus posibilidades tanto físicas como psicológicas. Aunque importante y necesaria, es al mismo tiempo esta dirección que, cuando se vuelve exclusiva, nos impide alcanzar la unidad, si el detalle y el control se hacen demasiado presentes, se pierde el todo y en particular la percepción del fluir del ki.Otros, como la cultura japonesa, también tienen una gran preocupación por el detalle, pero han conservado una concepción de los vínculos de la vida y por lo tanto de la totalidad. El biólogo Marc-André Selosse propone en su libro Nunca sólo (« Jamais seul ») un cambio de perspectiva sobre este asunto: hoy en día, hemos ampliado la comprensión de la vida con nociones de fenotipos extendidos u « holobiontes ». Pero M.A. Selosse va incluso más allá, diciendo que se puede considerar el mundo como un océano de microbios donde flotan estructuras más grandes y pluricelulares (plantas, animales), y también tener la visión del ecólogo, de un océano de interacciones donde « cada organismo (es también cierto para cada microbio) es un nudo en una red colosal de interacciones. El ecólogo ve la vida como esta red, en la cual lo que llamamos organismos no son en realidad más que puntos entre los cuales estas interacciones se articulan. ». M.A. Selosse señala que es una visión del mundo que ya tenían ciertas culturas no occidentales, quienes « tienen una percepción más centrada en las interacciones y nos incorporan en un todo con lo que nos rodea. […] Quizás ya sea tiempo de soltar estos avatares que proyectan el individualismo occidental en nuestra visión del mundo biológico… y cotidiano. La ciencia occidental trasladó una filosofía basada en el individuo en una biología basada en el organismo: más allá de los éxitos conseguidos, la verdadera ruptura consistiría ahora en volver a dar a la interacción un papel central. »1.Ki no nagare, que se traduce por el fluir del ki, es quizás una manera de entender este océano de interacciones. Creo que la esencia del Aikido se encuentra en la comprensión física, tangible de esta noción del fluir del ki. Porque incluso un riachuelo puede dar una orientación distinta al río grande. ¿Quién está en el origen del cambio? ¿Quién actuá sobre el otro? A veces hacen falta años o incluso siglos antes de resolver tal pregunta.

À travers un art comme l’Aïkido, on peut expérimenter très concrètement et finement cette sensation de ki non nagare

El arte del no-actuar

A través de un arte como el Aikido, uno puede experimentar de manera muy concreta y precisa esta sensación de ki no nagare y poco a poco descubrir que ki no nagare va de la mano con el espíritu del no-hacer. Uno se posiciona aceptando al mismo tiempo ir con, sin decisión de influir en la dirección de manera voluntarista, y permaneciendo sin embargo como un centro fuerte y bien situado en su lugar, sin vanagloriarse ni tampoco aprovecharse de la situación. Es la postura del « hombre sabio » en el sentido taoísta, como la menciona Tchouang-Tseu en su historia del nadador de las cataratas de Lï-leang que se mantiene perfectamente en un lugar donde ningún animal puede nadar y explica: « Me dejo aspirar por los torbellinos y volver a subir por las corrientes ascendientes, sigo los movimientos del agua sin actuar por mi cuenta.2 ». El wei wu wei, literalmente « el actuar en el no-actuar » se basa en la sensación del fluir del agua, de la interacción o del ki no nagare.Es quizás conducido por una sensación interior indefinible y porque se percibió esta dirección, que nos dirigimos hacia el Aikido, independientemente de nuestra vida pasada que, por las circunstancias, ha podido ser distinta hasta ser a veces lo contrario. El Aikido abre otra perspectiva a la persona que se hace preguntas sobre lo que le rodea y sobre lo que vive en el día a día.Sin embargo, hay momentos en los cuales todo se para, independientemente de nuestra vida diaria y su rutina. Es cuando todo se para que, a veces, uno toma conciencia de sí mismo, de lo que uno realmente es y de ciertas facultades que están desacreditadas en la sociedad que se dice moderna. Esto puede ser un contratiempo, un accidente que llega de manera inesperada, un combate, un choque emocional que no esperábamos y que puede tomar un mal camino, o como un golpe del destino que cae encima de nosotros y del cual no entendemos nada. Y aquí, uno tiene la impresión que todo se derrumba, que ya nada tiene valor, que todos los esfuerzos son inútiles, vanos e insignificantes. Esto puede ser el inicio de una depresión muy fuerte de la cual algunos sólo lograrán salir con apoyo médico.Pero esto también puede ser el inicio de una orientación distinta en nuestra vida, como una vuelta atrás que nos haría dar un salto adelante. Y fue este tipo de gran cambio que personalmente experimenté cuando encontré a mi sensei, Itsuo Tsuda.A través de un arte como el Aikido, uno puede experimentar de manera muy concreta y precisa esta sensación de ki no nagare.Respiración y visualización son herramientas que permiten profundizar en la percepción de este flujo.Mi experiencia, con el paso de los años, me mostró que practicando seriamente, a diario, se abrían puertas, sensaciones de una infinita precisión me guiaban hacía dimensiones que no conocía, o que había olvidado como muchos de nosotros, de la época de mi infancia, o que ya no era capaz de sentir.La intuición es uno de estos descubrimientos y la visualización es su vehículo y su motor. No hablo de la percepción de algo por venir o de una premonición, sino más bien de la percepción de la relación entre las cosas ; inmutables a veces, hasta escondidas o por lo menos invisibles sin este estado de sensibilidad.

La visualización conciente

Armonizarse con el compañero es una base obviamente indispensable de la práctica del Aikido, pero la enseñanza de Tsuda sensei nos llevaba mucho más lejos. Su insistencia en hacernos trabajar en la visualización cada mañana a pesar de nuestras dificultades y nuestras perezas, poco a poco, producía resultados para el que quería seguir en esta vía. Recuerdo que una vez, durante Kokyu ho*, estaba bloqueado en los hombros frente a un compañero muy fuerte que no quería soltar nada ; sin ninguna agresividad, pero sin embargo con una determinación implacable. De repente, sin que yo hubiera visto ni oído nada, me dí cuenta que mi compañero se levantaba del suelo para caer del lado sin que yo hubiera tenido que hacer esfuerzo alguno. Me dí la vuelta, Tsuda sensei estaba detrás de mi como si nada y sonreía con una aire burlón, mostrando un toque de ironía. En sus demostraciones, nunca dudaba en hacernos sentir hasta que punto era difícil y hasta imposible, resistirse a este flujo tan potente como suave que lograba hacer surgir durante la técnica, dejándonos a la vez asombrados y divertidos. Muchas veces tenía la sensación de ser un niño jugando con su abuelo.El interés de la visualización es que puede empezar conscientemente como un trabajo cotidiano, y pasar al nivel inconsciente a veces muy rápidamente, aunque no sea de manera permanente. La ventaja de usarla es que permitiendo el fluir del ki en una dirección distinta a la bloqueada por el adversario, uno se encuentra entonces en la no-combatividad, en la no-agresividad y en el deseo de fusión con el otro. Es quizás aquí, en este territorio sin mapa o punto de referencia, pero sin embargo muy concreto, donde uno encontrara las raíces del amor universal del cual hablaba Ôsensei.He aquí un extracto de uno de los libros de Tsuda sensei que me parece esclarecedor y significativo de lo que buscó despertar y estimular como desarrollo en sus alumnos:» Se habla a menudo en el Aikido del fluir del ki, ki no nagare, cosa que corresponde, psicológicamente hablando, a la visualización. Pero el fluir del ki tiene un contenido más concreto y más rico que la visualización. Implica la idea de que algo sale efectivamente del cuerpo, de las manos o de los ojos para describir las trayectorias que se van a seguir a continuación.Por lo tanto, desaparece la separación absoluta entre lo que es interior y lo que es exterior.A decir verdad, ¿tal separación no es acaso una idea ficticia inventada para la comodidad intelectual? Un ser humano no puede vivir, aunque sea un instante, completamente separado del exterior. Extiende también el sistema voluntario más allá del limite convencional de los músculos voluntarios. Si no hay fluir del ki, el Aikido es simplemente una gimnasia o un baile. La dificultad reside en que no se ve el fluir del ki, mientras que, por ejemplo, se puede tocar y verificar la existencia de los músculos.»(I. Tsuda, La vía del desprendimiento, Edición original en francés La voie du dépuillement, Le Courrier du Livre, Traducción en español por Héléne Gauriau y Rafael Regaño en la Editorial Eyras. En estos extractos se adaptó un poco esta traducción.)» Dado que la fluidez del ki implica el desplazamiento en el espacio y también en el tiempo, puede tomar un aspecto premonitorio. Así es como el maestro Ueshiba decía que veía las imágenes de sus adversarios cayendo antes de que se produjera. Esto sería a la vez premonitorio y controlado. Esta observación nos lleva a la idea revolucionaria según la cual se puede actuar sobre el porvenir con certeza y esto en el momento mismo en que la ciencia, renunciando a su absolutismo, admite la incertidumbre como una verdad rigurosa. Con el fluir del ki, el porvenir puede volverse tan concreto como el presente. Ni el fluir del Ki, ni la capacidad de anticipar el porvenir, son patrimonio exclusivo del Aikido. En un plano más general pueden existir en todas las personas. Si yo cojo un lápiz de la mesa, hay fluir del ki hacia el lápiz. Admitimos que el fluir del ki en este gesto no sea muy intenso. No hay entrega de toda mi persona. En la época en que el oficio era más tradicional y menos lleno de innovaciones, esta facultad natural era más intensa. Había, con todo y con eso, más concentración en la realización de un acto. Había alegría y decepción, porque existía un sentido real de la anticipación. Hoy en día, con el progreso técnico y el contexto económico más desarrollado, ya no sabemos donde estamos. El oficio que se aprende ahora quizás ya no sea válido en los años futuros. La juventud está sumergida en las posibilidades de elección, pero ninguna es estable. Los jóvenes están al acecho de todo, sin poder comprometerse a fondo en algo.»(I. Tsuda, Ibid., p. 175)Tsuda sensei era ante todo un intelectual en el mejor sentido de la palabra, un filósofo de la antigua generación que, gracias a una mirada clara sobre la sociedad que lo rodeaba, no sólo la criticaba o la alababa, sino que sabía encontrar la esencia de cuestionamientos y hacer conexiones, tanto con las civilizaciones antiguas, sus culturas, sus costumbres, como con los ejemplos de lo que veía en su época siguiendo este hilo que él mismo había encontrado gracias a sus maestros orientales y occidentales.Curioso de todo lo que sentía útil para su enseñanza, encontraba ejemplos que nos hablaban y que todavía nos hablan cuando volvemos a leer sus libros ; como este interés por el trabajo de Constantin Slanislavsky3 cuya enseñanza basada en la relación afectiva y la vivencia propia de los actores influenció el famoso curso de teatro de Nueva York Actors Studio de Lee Strasberg y Elia Kazan, y que a Tsuda sensei le parecía significativo como concepción, como entendimiento de lo que buscaba transmitir como mensaje. Lo que le permitió ser exhaustivo e incluso lapidario en esta frase respecto a la visualización, como la veía el director de la obra de teatro: » Él ha explotado muy bien el efecto de puesta en situación. Si la puesta en situación se acepta y efectúa perfectamente, hay fluidez de Ki. Que se ejecute el gesto con una visualización intensa de la situación o con la cabeza llena de ideas abstractas, de hipótesis o de teorías, el gesto es el mismo, pero el resultado no es igual. Esto es lo que diferencia un actor de un comediante fantoche.»(I. Tsuda, Ibid., p. 173)   (1) M.A. Selosse, Jamais seul, Actes Sud, p. 329.(2) F. Billeter, Lecons sur Tchouang-tseu, éd Allias, p. 28.(3) Constantin Stanislavsky (1863-1938), actor, director de obra de teatro y profesor de arte dramático ruso.

La »Practica Respiratoria»

Por Régis Soavi SenseiTraducción al español: Stéphane Labarthe. Revisión: Juan David Chinchilla HernándezEn casi todos los dojos se suelen nombrar los ejercicios que preceden la clase: “preparación” o “calentamiento”, ¡y si no se tratara de gimnasia ni tampoco de educación física, sino de algo completamente distinto!. Tsuda sensei escribía que su maestro Ueshiba Moriehei, estaba furioso cuando en la época, y aunque nunca le hubiese dado un nombre, sus jóvenes alumnos llamaban esta parte ejercicios “preparatorios” o “calentamiento”.

¡Una primera parte!

Para O sensei, esta primera parte de la sesión era indispensable e inseparable de la totalidad de la práctica; es por esto que Tsuda sensei, no habiendo encontrado algo mejor cuando tenía que hablar de ella a sus alumnos o para describirla, le había dado el nombre de “Práctica Respiratoria”. Explica su elección de la palabra « respiración » – que será para él una palabra clave para transmitir un mensaje a los Occidentales – desde el primer capítulo de su primer libro “El No Hacer”: « Con la palabra respiración, no hablo sólo de una operación bio-química de combinación oxigeno-hemoglobina. La respiración, es a la vez vitalidad, acción, amor, espíritu de comunión, intuición, premonición, movimiento. El Oriente conserva todavía estos aspectos a través del nombre de prâna o de ki. El Occidente parece también haberlos conocido con las palabras psyché, alma-soplo, o anima, de las cuales derivan animar, animal, animosidad, o spiro, de la cual hemos sacado palabras como: espíritu, inspiración, aspiración, respiración. » (I.Tsuda, El No Hacer, 1973). Estos ejercicios de respiración, de circulación de nuestra “energía vital”, de nuestro ki, tienen todavía para mí, una importancia primordial.

Norito
Norito

La repetición

No puedo realmente describir lo que es diferente en nuestra Escuela respecto a lo que se hace en otros sitios, ni hacer la apología de ello, porque cada uno tiene que hacerse su propia idea de lo que recibe, de lo que siente. Cada profesor o cada Escuela o grupo en función de la enseñanza que ha recibido, de su recorrido, de sus estudios, tendrá su propio método, su propia pedagogía, que se acuerda tanto con él como con sus alumnos. Algunos usan técnicas nuevas, se inspiran de otras culturas, buscan otros métodos de educación, usan una psicología del aprendizaje más moderna. Nada es para denigrar y todo es posible y todo se justifica a priori para permitir de hacer vivir de la mejor manera nuestrapráctica, de transmitir lo esencial: « la universalidad del mensaje de paz de O senseï ». Una de las críticas que se pueden hacer a la Escuela Itsuo Tsuda es que es más bien repetitiva y conservadora. En efecto, esta primera parte que hacemos cada mañana no ha cambiado desde que mi maestro empezó a enseñar en el inicio de los años setenta. En cuanto a mí, nunca me aburrí y nunca sentí, en más de cincuenta años de práctica cotidiana, la necesidad de cambiarle la mínima cosa, ni para mí, ni para misalumnos. Incluso es esta misma repetición la que permite profundizar nuestra respiración y así por repercusión, descubrir los principios que rigen todos los movimientos de nuestra práctica.

Funakogi undo
Funakogi undo

Los fundamentos de este trabajo

Esta primera parte sigue un orden lógico propio, y me parece inútil detallar todos sus movimientos. Sin embargo, algunos puntos tienen que ser precisados y en particular lo que hace de ella algo distinto de lo que suelen conocer la mayoría de los practicantes de Aikido. Después del saludo hacia el Kamiza, hay una meditación en posición seiza de algunos minutos y la recitación del « Norito Misogi no harae » por quien conduce la sesión. Después, se empieza con un ejercicio que apunta a liberar la zona del plexo solar de todas las tensiones acumuladas. Este movimiento es originario del Katsugen undo, fue introducido por Tsuda sensei y proviene de la enseñanza de su maestro de Seitai NogushiHarushika sensei. Para lo demás, todos los ejercicios que siguen fueron enseñados durante años por O sensei. No estoy reivindicando un retorno a los orígenes, una autenticidad única y escondida hasta este día, frente a deformaciones que hubieran provocado malas enseñanzas, porque es conocido que O sensei variaba los ejercicios de la primera parte. Sin embargo, respecto a lo que se sabe, había algunosque nunca cambiaban. El Saludo hacia las ocho direcciones o Funakogi undo (1) y Tama-no-hireburi (2) hacen parte de ellos; éstos dos últimos tienen ritmos específicos, una respiración precisa y un protocolo particular en cuanto a la dirección hacia la cual dirigirse o el número de veces que se ejecutan. Sería un poco fastidioso e incluso arriesgado describirlos en un artículo ya que se deben enseñar directamente de maestro a alumno en los tatamis. En cuanto a los otros ejercicios, lo más importante en todos estos gestos, no es cuantas veces se ejecutan, tampoco la velocidad o la fuerza, sino más bien la intensidad de vibración percibida por todo el cuerpo en este momento. Es lo mismocon el Kiai que suelta el que conduce la sesión al final de la primera parte. Aquí tampoco, no es la potencia del grito, de su sonido, o su intensidad, sino la naturaleza del acto, la profundidad de la respiración, la exactitud del momento y la concentración que se exige, vinculada con lo verdadero de su ejecución, que transcienden el acto para hacer de él una respuesta adecuada, un proceso de normalización del cuerpo. Cada ejercicio durante esta primera parte se debe ejecutar en un estado de conciencia preciso. Se deben hacer uno tras otro con tanta concentración como si nuestra vida, y al menos nuestra salud, dependieran de ellos, y al mismo tiempo es indispensable que se hagan en unestado de relajación. La mejor actitud posible consiste en estar a la vez presente y sin pensamiento, lo que requiere algunos años de aprendizaje, pero sobre todo perseverancia.La necesidad de un contexto adecuado Nunca insistiré lo suficiente sobre la importancia del ambiente cuando uno contempla hacer la Práctica respiratoria en un estilo cercano de lo que hacemos en nuestra Escuela. La atmósfera que reina en un dojo de verdad es de una naturaleza muy distinta si se compara con la que se puede encontrar en un club o un gimnasio. Si además, en este lugar dedicado, se pudo crear un Tokonoma (3) en el cual se encuentran un Kakegiku (4) y un Ikebana (5), la calidad de la concentración, el respeto del silencio serán más fáciles. Así sera asequible impregnarse, sumergirse en un entorno que favorece esta búsqueda. Se podrá encontrar, gracias a este entorno, la manerade ejecutar los gestos, las secuencias que, un poco como en una coreografía sin nada de superficial, hacen mover el cuerpo para hacerlo más permeable a la percepción de los flujos interiores, haciéndolo más flexible y más reactivo. Se trata sencillamente de volver a encontrar el camino recorrido por los antiguos sensei, de entender porque los que nos guiaban, todos los que he conocido o a veces solamente cruzado en seminarios o encuentros, seguían varios de estos « ritos » sin haberlos cuestionados en su juventud pero habiendo desde entonces buscado respuestas interiores.

El decubrimiento del Yin y del Yang

Es en el libro La voie des dieux (La vía de los dioses) que Tsuda sensei cuenta esta advertencia de la señora Nakanihi (6), gran maestra en el arte del Kotodama (7):« « Después de la desaparición del iniciador, los katas, las formas empiezan a descomponerse porque los que siguen con ellas no logran entender lo que motivó el iniciador en lo profundo. Heredemos de las formas, las simplificamos, las formas degeneran » dice la señora Nakanishi. El Aikido, concebido como un movimiento sacralizado por Morihei Ueshiba esta desapareciendo para reemplazarse por elAikido atlético, un deporte de combate, más conforme a las exigencias de los civilizados. » (Tsuda Itsuo, La voie des dieux, 1982).Estos comentarios de dos grandes maestros, Nakanishi sensei y Tsuda sensei, hubieran podido desanimarme. Es sin embargo típicamente este tipo de palabras que me han estimulado y empujado a seguir adelante. El descubrimiento del Yin y del Yang, es precisamente en esta primera parte que uno la puede hacer porque es una práctica « solitaria ». Nada nos puede perturbar mientras quedamos concentrados en la percepción de lo que sentimos, es como una corriente interior que poco a poco setraduce en Yin y Yang. Es un acercamiento empírico fundamentalmente no mental y el cuerpo en su totalidad percibe sus efectos inmediatamente. Entonces, nuestro Aikido se transforma, uno entra en otra dimensión, con una perspectiva psico-física más amplia. El hecho de sentir concretamente en sus propios miembros, en toda su postura, la circulación del Ki como flujos distintos que tienen una naturaleza precisa, positiva o negativa, Yin o Yang. Unas corrientes que se transforman y se alternan cambiando a veces de Yin hacia Yang, circulan de un lado a otro, dan vueltas, se paran de manera inesperada y al final nos guían en todos nuestros movimientos mientras estamos a pena consciente de ello. Esto no llega en un día pero es lo que dio un sentido a mi práctica del Aikido, esto me permitióperseverar, y superar los desalientos, las etapas difíciles, las en que uno se siente bloqueado, sin recursos. Es también gracias a estas repeticiones diarias, a todos estos gestos, que nuestro cuerpo se regenera y percibe a los otros no sólo a través de sus aspectos físicos o sociales, sino más bien a través de lo que estos emanan en toda su profundidad, que no sólo es algo psicológico sino de un dominio completamente diferente, de otra naturaleza.

De la práctica solitaria hacia el ósmosis

Se trata aquí de una metamorfosis cualitativa importante que no está hecha para hacernos soñar, porque se sale de lo ordinario y porque esta transformación abre posibilidades para entender nuestro universo, nuestra humanidad en toda su complejidad. En lo opuesto de los mundos virtuales que se nos proponen por medio de la tecnología y las relaciones sociales en nuestro cotidiano, uno empieza a percibir el universo de lo real, su naturaleza profunda. A la vez no muy diferente de nuestra vida de todos los días y sin embargo de un tipo completamente distinto. Cada ejercicio de esta primera parte está vinculado a nuestra respiración, cada movimiento se encuentra relacionado con la inhalación o la exhalación. Tsuda sensei solía pronunciar en voz alta Ka en el momento de la inhalación y Mi durantela exhalación, nos explicaba que cuando uno unifica la respiración uno realiza Ka y Mi que se vuelve Kami, palabra que se podría traducir por Dios. No se trata aquí de Dios en el sentido religioso o incluso místico sino más concretamente de la vida en todas sus manifestaciones. La marcialidad no desaparece, sencillamente se transciende. Uno podrá entender mejor porque Tsuda sensei escribía « El Aikido, la vía de coordinación del ki, es un arte de « fusionar el ki » y por lo tanto una forma marcial de ósmosis. » (Tsuda Itsuo, El No Hacer, 1977).

Tama-no-hireburi
Tama-no-hireburi

El Aikido, religión o filosofía ?

En el momento en el que se ritualiza todo o parte de la práctica en un arte marcial, lo acusan de religiosidad o misticismo. El Reishiki, los saludos, la concentración, las diversas meditaciones, todo se vuelve sospechoso, de la misma manera que todo lo que hace de ello un arte pacífico, respetuoso del ser humano. Es difícil explicar, a la luz del materialismo científico y de los conocimientos de hoy en día, en que una practica ritualizada tiene un interés ya que se escapa de la idea de progreso. Sin embargo, el mundo de la investigación sigue avanzando a pesar de todo en los estudios para entenderde manera más fina como funciona nuestro entorno. Pero los trabajos de investigación siempre tienen que tener un toque de cientifismo para ser aceptados. Por ejemplo se puede llegar a conectar sensores, fabricados a partir de los detectores de mentiras, en plantas para entender su lenguaje mientras todavía somos incapaces de explicitar porque algunas personas tienen un don para cuidar las plantas (en ciertas partes se dice que « tienen la mano verde »). Se busca por todos los medios en reproducir la naturaleza en lo que lleva de beneficios al ser humano sin entender como esta misma naturalezaproduce este trabajo. Se analiza, se divide, se corta, con el fin de encontrar el elemento activo de una sustancia sin darse cuenta que es el conjunto que es creador de este componente. Si falta una sola parte, un solo elemento, o si el ritmo no se respeta, el resultado sera completamente diferente, e incluso puede ser contrario a lo que se esperaba encontrar o a lo que se había descubierto anteriormente. Si no necesitamos religiones que nos encadenan a dogmas, tampoco necesitamos ideologías que constriñen nuestras libertades o peor nos esclavizan. Incluso si algunas de estas nuevascreencias o doctrinas, a veces supuestamente validadas por la ciencia, han sido concebidas para nuestro « bien », para nuestra « felicidad » presente o futura, no valen más a mis ojos que las quimeras del pasado. Una alienación vale la otra. La búsqueda de la unidad del ser queda para muchos de nosotros el valor último; para encontrarla, la Practica respiratoria es una herramienta de calidad, fácil y a nuestra disposición. Los dioses antiguos murieron cómo representaciones, cómo imágenes proyectadas por la humanidad, pero esta energía que se les atribuían y que nos anima sigue aquí, lapodemos sentir, volver a descubrir y usarla en nosotros.

Mantener la salud

« La salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no consiste solamente en una ausencia de enfermedad o discapacidad.». (8) Es la definición de la OMS y la aceptamos en Occidente como algo natural. Muchas veces se entiende superficialmente igual que su corolario con sus implicaciones: hay que combatir las enfermedades, eliminar los microbios, los virus, hay que corregir la naturaleza que es tan imperfecta, hay que sostener, proteger el ser humano, etc. La doctrina se vuelve tan absoluta que termina por dar resultados contrarios a lo que se esperaba y en particular este: « las personas se debilitan ». En vez de dar la posibilidad al cuerpo de desarrollarse de manera natural, lo obligamos a protegerse de todo lo que eventualmente podría ser peligroso o lo blindamos. Forzamos y lo forzamos en el nombre de imperativos conceptuales respecto a la salud, supuestamente científicos o medicales. Se refuerza una educación teórica relativa al funcionamiento del cuerpo como al higiene sin entender los fundamentos de ellos, se ponen normas sobre la estética de los chicos y de las chicas al detrimento de su salud real. Los resultados están lejos de responder a las expectativas quela sociedad puso en ellos pero el condicionamiento, él, esta aquí y para mucho tiempo. La Práctica respiratoria, esta primera parte accesible a todos cualquier sea nuestro pasado o nuestro estado físico, es quizás la respuesta a lo que uno siente cuando descubre el peso de la opresión que se ejerce sobre el cuerpo, nuestro cuerpo y su influencia sobre nuestro espíritu, nuestra reflexión y por lo tanto nuestros actos.

Gestos sencillos

Es un proceso de descontaminación que puede empezar. Como para el planeta cuando hace falta descontaminar la naturaleza, es importante parar un proceso, dejar de usar los mismos funcionamientos, de « hacer más de lo mismo » (9). Los gestos sencillos asociados a la respiración, « la circulación del ki », llevan desde el inicio de este lento trabajo de reconstrucción resultados visibles que muchas veces sorprenden el entorno de las personas que practican, cualquier sea su edad o su condición física. La verdadera dificultad se encuentra en la continuidad mucho más que en los esfuerzos que en realidad son muy modestos. Hasta nos podemos limitar a esta primera parte si así lo deseamos o si condiciones imprescindibles nos obligan a ello. El bienestar que resultara de ello no severa disminuido porque la unidad « cuerpo-espíritu » que se habrá encontrado es el verdadero regalo que nuestra naturaleza profunda ha buscado desde siempre.Notas :1) Muchas veces traducido por el « Movimiento del ramero ».2) Tsuda senseï lo traducía por « Vibración del alma ».3) Alcoba utilizada para exponer un Kakegiku.4) Marco en forma de rollo para una caligrafía o una pintura.5) Florero japonés.6) La señora Nakanishi, monja Shinto, enseñaba el Kotodama a maestro Ueshiba.7) El kotodama es el conocimiento del poder espiritual que proviene de los sonidos.8) Definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS).9)Watzlawick Paul, teórico de la Escuela de Palo Alto.

Seitai y vida cotidiana #4

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¿Es el Aikido un arte marcial?

Artículo de Régis SoaviEsta pregunta parece ser recurrente en los dojos y divide a los que lo practican, a los profesores y también a los comentaristas de casi todas las escuelas. Ya que nadie logra encontrar una respuesta definitiva, se busca en la historia de las artes marciales, en las necesidades sociales, en la historia del origen de los seres humanos, en las ciencias cognitivas, etc. para que éstas aporten una respuesta que, mientras no resuelva el problema, permita justificar cada punto de vista.El Aikijutsu, desde que dejo el sufijo “jutsu” para volverse un “d?”, se reconoció él mismo como un arte de la paz, una vía de la armonía como el Shod? (vía de la caligrafía) o el Kad? (vía de las flores). ¿Será que adoptando este término que significa el camino, la vía, el Aikido se ha vuelto un camino más fácil? ¿O que al contrario nos obliga a hacernos preguntas, a examinar nuestro propio recorrido, a hacer un esfuerzo de introspección? ¿Será que un arte de la paz es un arte de acomodarse, un arte débil, un arte de la aceptación, un arte en el que los estafadores pueden gozar fácilmente de una gran reputación?Tenemos que reconocer que es un arte que tuvo que adaptarse a las nuevas realidades de nuestros tiempos. Sin embargo, ¿tenemos por ello que mantener la ilusión de una práctica de autodefensa fácil, accesible a todas y a todos, adaptada a todos los presupuestos y sin necesidad alguna de compromiso e inversión personal? ¿Realmente se puede creer o hacer creer que con una o dos horas por semana, incluso sin contar las vacaciones (muchas veces las escuelas están cerradas), uno se puede transformar en un gran guerrero o adquirir la sabiduría necesaria para resolver todos los problemas con calma, serenidad y carisma? ¿Será que por lo tanto hay que buscar la solución en la fuerza, el trabajo muscular y las artes violentas? Si existe una dirección, se encuentra en mi opinión, y a pesar de lo que acabo de decir, en el Aikido.

Una Escuela sin grados

Tsuda Itsuo nunca dio grado alguno a ninguno de sus alumnos y cuando alguien le preguntaba sobre este tema, solía decir “No existe un cinturón negro del vacío mental.”. Podemos decir que así cerraba la puerta a cualquier debate. Habiendo sido el interprete de ? Sensei Ueshiba Morihei, de André Nocquet sensei durante su aprendizaje en Japón, sirvió después de intermediario a los extranjeros franceses o americanos que llegaban al Homu Dojo para iniciarse al Aikido. Traducir las preguntas de los alumnos y las respuestas del maestro, le permitió tener acceso a lo que subyace a la práctica. A lo que hacía de ella algo universal. A lo que hacía de ella un arte más allá de la pura marcialidad. Nos hablaba de la postura de ? Sensei, de su increíble espontaneidad, de la profundidad de su mirada que parecía ir hacia la parte más profunda de su ser. Tsuda Itsuo nunca buscó imitar a su maestro ya que lo consideraba inimitable. Desde el inicio, se interesó a lo que animaba a este hombre increíble capaz a la vez de la dulzura más grande cómo de la mayor potencia.Por esto, recién llegado a Francia, buscó transmitirnos lo que para él era esencial, el secreto del Aikido, la percepción concreta del ki. Lo que había descubierto y que resumía así en esta frase, la primera de su primer libro: “Desde el día que tuve la revelación del “ki”, del soplo (tenía en aquella época más de cuarenta años), nunca paró de crecer en mí el deseo de expresar lo que no se puede expresar, de comunicar lo que no se puede comunicar.”*Durante diez años, recorrió Europa con el fin de permitirnos descubrir, a nosotros Occidentales, muchas veces cartesianos, dualistas, que existe otra dimensión de la vida y que esta dimensión no es esotérica pero exotérica como le gustaba decir.

Una Escuela particular

Las motivaciones que llevan a empezar esta práctica son evidentemente muy diferentes. Cuando pienso en las personas que practican en nuestra Escuela (la Escuela Itsuo Tsuda), muy pocas han llegado buscando la parte marcial. Muchas de ellas no vieron nada de marcial a primera vista, aunque en cada seminario suelo mostrar como las técnicas pueden ser eficientes mientras se hagan con precisión y peligrosas si se usan de manera violenta. La parte marcial resulta de la postura, de la respiración, de la capacidad de concentración, de la verdad del ataque. El aprendizaje necesita que se respete siempre el nivel de la persona con la cual uno practica y que se entrene con formas conocidas.Sin embargo, el descubrimiento que se puede hacer trabajando las formas predefinidas va mucho más allá. Se trata de hacer fructificar otra cosa, de revelar lo que se encuentra en lo más profundo de los individuos, de liberarse de las limitaciones que el pasado y a veces el futuro ponen en nuestros gestos y en todos nuestros movimientos, ya sean físicos o mentales. Esto, lo tienen todos claro en nuestro dojo.Una sesión empieza a las 6:45 de la mañana. El hecho de practicar tan temprano (en realidad ? Sensei y Tsuda Sensei solían empezar siempre a las 6:30) no es por ascetismo ni tampoco disciplina. Algunos de los que practican llegan a las 6 cada mañana para compartir un café o un té, y aprovechar de este momento antes de la sesión (la pre-sesión), a veces igual de importante por los intercambios que se generan entre nosotros. Es un momento de placer, de intercambio respecto a la práctica y también a la vida cotidiana, que se comparte de manera muy concreta con los demás y no de manera virtual como nuestra sociedad tiende a proponernos.Evidentemente todo esto puede parecer retrógrado o inútil, pero nos permite evitar caer en el ocio fácil y no favorece el clientelismo, aunque no vamos a decir que no existe, pero así se reduce y con el tiempo evoluciona. Todo ello porque los seres cambian, se transforman o más precisamente se vuelven a encontrar a ellos mismos y redescubren capacidades que no usaban, que muchas veces pensaban haber perdido o más sencillamente que habían olvidado.

Yin el femenino: entender

La mujeres son tan numerosas en nuestra Escuela que no respetamos la paridad de género. Los hombres son minoritarios, por poco, pero siempre lo han sido. No quisiera hablar en el nombre de las mujeres. ¿Pero qué hacer? No es que ellas formen un mundo a parte, desconocido para los hombres.¡En realidad, para muchos, quizás sí!… Sin embargo, creo que para el hombre sería suficiente con mirar a su lado yin, sin tener miedo a ello, para volver a encontrar y entender lo que nos acerca y lo que nos diferencia. Será por una afinidad personal, una búsqueda que resulta de lo que viví en los eventos del mayo 68 y a esta eclosión de feminismo que se reveló en aquella época una vez más. O quizás sea simplemente porque tuve tres hijos que son hijas y ellas practican el Aikido, e independientemente de los motivos, el resultado ha sido que siempre he dejado a las mujeres su posición legítima en los dojos de nuestra Escuela. Tienen las mismas responsabilidades y evidentemente no hay diferencias de nivel, tanto para el estudio como para la enseñanza. Es realmente una pena tener que precisar este tipo de cosas pero desafortunadamente no son evidentes en este mundo.Sin embargo las mujeres toman poco la palabra o mejor dicho escriben poco, en las revistas de artes marciales. Sería interesante poder leer artículos escritos por mujeres y hasta consagrar en la revista “Dragon magazine spécial Aikido” un espacio dedicado al punto de vista de las mujeres respecto a las artes marciales y al nuestro en particular. ¿Acaso ellas no tienen nada que opinar? ¿o será que el mundo masculino se toma todo el espacio?” ¿Quizás también estos debates respecto a la eficiencia del Aikido las aburren, ya que ellas buscan y muchas veces encuentran, me parece, otra dimensión o en todo caso algo más gracias a este arte? A este “algo más”, que es probablemente más cercano a la búsqueda de ? Sensei, nos acerca Tsuda Itsuo sensei en las primeras páginas de su libro “La Vía del desprendimiento”:“¿Acaso se imaginan al maestro Ueshiba como un hombre hecho totalmente de acero? Mi impresión ha sido, sin embargo, muy distinta respecto a él. Era un hombre sereno, capaz de concentrarse de manera extraordinaria, pero por otra parte muy abierto, de carcajadas sonoras, y tenía un sentido del humor inimitable. Tuve la oportunidad de tocarle el bíceps. Me quede estupefacto. Tenía la ternura de un recién nacido. Todo lo que uno puede imaginarse contrario al endurecimiento. Esto puede parecer curioso, pero su Aikido ideal era el de las chicas. Las chicas no son capaces, por su naturaleza física, de contraer los hombros tanto como los chicos. Su Aikido es por eso más fluido y más natural.”**

Yang el masculino: combatir

art martial

Nos educaron para competir desde nuestra primera infancia. El colegio, emulando esta realidad, tiende a ir en la misma dirección, y todo ello para prepararnos al mundo laboral. Nos enseñan que el mundo es duro y que tenemos a toda costa que ganarnos nuestro lugar bajo el sol, aprender a defendernos contra los otros ¿pero estamos realmente seguros de ello? ¿Nuestro deseo no tendería, él, a llevarnos en otra dirección? ¿Y qué hacemos para lograr este objetivo? ¿Puede ser el Aikido uno de estos instrumentos de revolución de las costumbres, de los hábitos? ¿Será que el tiene y que sobretodo nosotros tenemos que hacer el esfuerzo necesario para que las raíces del mal que están devorando a nuestras sociedades modernas se regeneren y vuelvan a sanarse? Hubo, en el pasado, ejemplos de sociedades en las que la competición no existía, o muy poco, en la manera que existe hoy; sociedades donde el sexismo estaba ausente, aunque no se pueda presentarlas como sociedades ideales. Leyendo escritos respecto al matriarcado en las islas Tobriand de ese gran antropólogo que fue Bronislaw Malinowski se pueden descubrir en su análisis caminos posibles, y hasta quizás remedios a estos problemas de civilización que tantas veces se han denunciado.

Tao, la unión: una vía para la realización del ser humano

La vía, por esencia y sin ser idealista, se justifica y toma todo su valor porque permite normalizar el terreno de los individuos. Para el que la sigue, regula sus tensiones, trae equilibrio, tranquiliza permitiendo una otra relación con la vida misma. ¿Acaso no será lo que tantas personas “civilizadas” están buscando desesperadamente y que se encuentra al fin y al cabo en la parte más profunda del ser humano?La vía no es una religión, es precisamente lo que la diferencia de la religión que hace de ella un espacio de libertad dentro de las ideologías dominantes. El pensamiento al cual se puede acercar me parece ser más bien el agnosticismo, corriente filosófica poco conocida o más bien conocida de manera superficial, pero que permite integrar todas las escuelas. Hay numerosos rituales del Aikido que seguimos haciendo sin entender su verdadero origen (del cual se nutrió ? Sensei) o a veces otros rituales que varios maestros encontraron gracias a prácticas antiguas como lo hizo el mismo Tamura sensei. Muchas veces han sido asociados a la religión mientras que en realidad, como se podría verificar, son las religiones las que han utilizado todos estos rituales antiguos, se han apropiado de ellos para usarlos como instrumentos al servicio de su propio poder, e incluso demasiadas veces se usan para dominar y esclavizar a los individuos.

Un medio: la práctica respiratoria

La primera parte en el Aikido de ? Sensei Ueshiba Morihei, lejos de ser un calentamiento, consiste en movimientos en los cuales es fundamental volver a encontrar el sentido profundo. No es para satisfacer a el intelecto, ni tampoco por querer ser fundamentalistas, y menos aún para adquirir “poderes superiores” que seguimos haciéndola, sino para volver a encontrar el camino que había tomado ? Sensei. Algunos ejercicios, como Funakogi undo (movimiento “del remero”) o Tama-no-hireburi (vibración del alma), tienen un gran valor, y cuando se hacen con la concentración y la presencia necesarias, pueden permitirnos sentir más allá del cuerpo físico, más allá de nuestra sensación tan limitada, para descubrir algo más grande, mucho más grande que nosotros. Estamos hablando de una naturaleza ilimitada de la cual participamos, en la cual estamos inmersos, que está fundamental e inextricablemente vinculada con nosotros y que sin embargo tenemos dificultades en alcanzar y a veces hasta sentir. Esta concepción, que hice mía, no se debe a una relación mística con el universo, sino más bien a una apertura psico-física a la cual muchos físicos modernos se acercaron con teorías para demostrarla. No es algo que se pueda aprender mirando un vídeo en Youtube ni tampoco leyendo libros de sabiduría del pasado, a pesar de su innegable importancia. Es algo que se descubre de manera puramente corporal, de manera absoluta e integralmente física, aunque se trate de lo físico ampliado a una dimensión inusual. Poco a poco todos los que practican Aikido, y que aceptan buscar en esta dirección, lo descubren. No es algo que dependa de la condición física, tampoco de la edad, y evidentemente tampoco del sexo o de un Pueblo.

La educación

Casi todos los psicólogos opinan que lo más importante que nos guiará cuando seamos adultos se sitúa en nuestra infancia y más precisamente en nuestra primera infancia. Tanto en las buenas experiencias como en las malas. Por lo tanto, es importante cuidar la educación para conservar lo más posible la naturaleza innata del niño. No se trata de dejarle hacer todo lo que quiera, para que se vuelva niño rey, o de volverse su esclavo. El mundo esta ahí a su alrededor y el niño necesita puntos de referencia. Pero muy rápidamente, a menudo al poco de nacer, a veces meses, se deja el bebe al cuidado de personas ajenas a la familia. ¿Que pasó con sus padres? Ya no reconoce la voz de su madre, su olor, su movimiento. Es el primer trauma y nos dicen “Se recuperará.”. Desafortunadamente no será el último, para nada. Después llega el jardín de infancia, la escuela primaria, el colegio y por fin el bachillerato antes de quizás la universidad, para al menos otros tres y hasta cuatro, cinco, seis años o aun más.¿Pero qué podemos hacer con esto? “Así es la vida.” me dicen. Cada una de estas cajas en la cual el niño va a pasar su tiempo en el nombre de la educación, el aprendizaje, es una prisión mental. De los programas educativos, hasta la cultura de masas, ¿cuando le respetarán como un individuo lleno de esa imaginación que caracteriza a la infancia? Le enseñaran a obedecer y le enseñaran a hacer trampa. Le ensañaran a estar con los otros y aprenderá la competencia. Recibirá notas, llamaran esto emulación y este desastre psicológico lo vivirán tanto los primeros como los últimos de los alumnos.¿En nombre de que ideología totalitaria se enseña a todos los jóvenes el miedo a la represión, la sumisión, la falta de responsabilidades y la desilusión? La sociedad moderna en los países ricos no nos propone nada nuevo: trabajo y ocio sólo son sinónimos del ideal romano de pan y juegos, la esclavitud antigua no es más que el trabajo asalariado de hoy. ¿Una esclavitud mejorada? Quizás… con una lobotomización increíble, sin duda garantizada por la publicidad incesante de todo tipo de cosas y su corolario: el consumismo de bienes tan inútiles como dañinos.La práctica del Aikido para los niños y adolescentes es una ocasión para liberarse de los esquemas que propone el mundo que les rodea. Es gracias a la concentración exigidas por la técnica, una respiración calma y serena, el aspecto no competitivo, el respecto de la diferencia, que lograrán conservar, o si es necesario volver a encontrar, su fuerza interior. Una fuerza tranquila, no agresiva, pero llena y rica de imaginación y de deseo de hacer un mundo mejor.

Una filosofía práctica o, mejor dicho, una práctica filosófica.

La particularidad de la Escuela Itsuo Tsuda proviene del hecho de que se interesa más en la individualidad que en la difusión de un arte o de una sucesión de técnicas. No se trata de crear un individuo ideal, tampoco de guiar a nadie hacia algo en particular, hacia un modelo de vida, con un nivel determinado de bondad, de amabilidad o de sabiduría, de ponderación o exaltación, etc. Pero de despertar al ser humano y permitirle vivir plenamente en la aceptación de lo que él es en el mundo en el cual está viviendo, sin destruirlo. Este espíritu de apertura va a despertar la fuerza que pre-existe en cada uno de nosotros. Esta filosofía nos lleva hacia la independencia, la autonomía pero no hacia el aislamiento, al contrario, nos permite descubrir al Otro gracias a la comprensión de lo que es, y más allá de lo que quizás se haya vuelto. Todo este re-aprendizaje o más bien re-apropriación de uno mismo necesita tiempo, continuidad y sinceridad para darse cuenta de manera más clara la dirección hacia la cual queremos ir.

La superación, lo que hay detrás

Lo que me interesa hoy es lo que hay detrás o más bien lo que hay en lo profundo del Aikido. Cuando tomamos un tren, tenemos un objetivo, un destino; con el Aikido, es como si mientras avanzáramos el tren estuviera cambiando poco a poco de objetivo, como si el destino se volviera a la vez diferente y más preciso. Respecto al objetivo, se aleja a pesar de que pensábamos acercarnos a él. Aquí tenemos que tomar conciencia que el motivo de nuestro viaje está en el propio viaje, en los paisajes que vamos descubriendo, que se nos perfilan y revelan.Notas:* Traducción de “Le Non-Faire”, p 7, Tsuda Itsuo, Le Courrier du Livre, 1973.** “La Vía del desprendimiento”, publicada en la editorial Eyras, p 155 (traducción en español de “La Voie du dépouillement”, Tsuda Itsuo, 1975, Le Courrier du Livre).